jueves, 24 de mayo de 2007

Olvidado Giordano


"Me divertía mirarle directamente a los ojos hinchados y enrojecidos, convencido de que aquel hombre no había entendido ni una sola palabra de cuanto yo acababa de exponer. Y, lentamente, cual si estuviera esculpiendo mi propio monumento, pronuncié las frases siguientes como mi confesión última de fe y como mi testamento filosófico-teológico a la humanidad:

Creo en un universo infinito como la creación de la infinita omnipotencia, pues considero indigno de la bondad y del poder divinos el que, pudiendo crear infinitos mundos, sólo hubiese creado uno finito y limitado. Por ello he afirmado siempre que existen otros innumerables mundos, similares a esta Tierra. Y, con Pitágoras, esta última la tengo simplemente por una estrella, como los otros incontables planetas y astros. Todos esos mundos innumerables forman un conjunto infinito en el espacio infinito, y esto es lo que se llama el universo infinito, de manera que se ha de admitir una infinitud doble: por la grandeza del universo y por el número de cuerpos mundanos."


Junto con Galileo Galilei, Giordano Bruno fue sin duda el “hereje” más significativo condenado por la Iglesia católica a comienzos de la Edad Moderna.
Filósofo, astrónomo y matemático, se lo recuerda por sus teorías sobre el universo infinito y la multiplicidad de los sistemas siderales. No sólo rechazó la teoría geocéntrica tradicional sino que fue más allá de la teoría heliocéntrica de Copérnico, que mantenía al universo finito con una esfera de estrellas fijas.
Giordano sentía una especial predilección por otorgar un sentido filosófico a los grandes descubrimientos de su tiempo. Por otro lado, se interesó por temas relacionados con la naturaleza de las ideas y el proceso asociativo de la mente humana, aunque aún no existiesen estos campos dentro de la ciencia de la época.

Su vida fue una huida constante por la Europa culta del siglo XVI; el contacto con los diferentes ambientes que vivó enriqueció sus escritos con intuiciones que hoy son consideradas verdades irrefutables.
Pasó los últimos ocho años de su vida en cárceles de la Inquisición (Venecia y Roma), donde fue quemado el 17 de Febrero de 1600.

No puedo por menos que deleitar a los lectores con dos magníficos poemas que contribuyeron en la condena de Giordano Bruno.


Elogio de la asnalidad.

Oh, asnalidad, santa sin parigual,
gustas de desplegarte en la piedad
y sabes manejar tan hábilmente las almas,
que nunca más las esponjarán espíritu y juicio.

Oh, santa ignorancia, a tu rica suficiencia
no la amenazan las figuras del terror,
como el arte y el saber, envejecidos
en la contemplación de las lejanas señales celestes.

¿Qué aprovecha a la curiosidad el de deseo de saber
cómo es la naturaleza, y si también los astros
están amasados de tierra, agua y fuego?

Semejantes cerebros no temen al Santo:
con las rodillas clavadas en el polvo aguardan
la llegada de Dios en el cerebro del asno.


(Fragmento de Cábala del caballo Pegaso.
G. Bruno).



Y descrito con toda claridad en cada hoja
del libro de la Naturaleza, para que cada
mente y cada inteligencia leerlo pueda,
tú, cuya luz refulge en todas las cosas.

La voz clara de tu sabiduría
suena y llama en todos los lugares.
Toca sin ser invitada a la puerta del corazón
¡E insistentemente solicita la entrada!
¿Y a qué se debe que tan pocos te vean?
¡Y que tan pocos den entrada a tu palabra!

Tú campeas en el éter, juez excelso,
y no los juzgas por dignos, ya que sólo
por la riqueza y el dinero buscan la sabiduría,
y humillan el espíritu como esclavo de Mammón.
Así, en vez de la verdad es la mentira piadosa
y la insensatez, las que entran en su templo.

Las orejas del asno las ocultan la tiara
y la mitra, y el vientre rotundo lo envuelve
con sus pliegues la púrpura de la túnica talar,
mientras las joyas cubren la pezuña asnal.

Con paso acompasado le sigue la camada creyente,
mientras que, bien provisto de bulas y sellos,
mancha sudando bajo su carga y bajo el fardo
del lenguaje colorista y los títulos pomposos,
preside la procesión y saluda con gesto compasivo
al pueblo que le rodea por todas partes,
y que se arrodilla en el polvo ante el monstruo
de su santidad, mientras ruega y suplica
que el lobo ojee las ovejas en todos sus rediles,
libre sus almas del pecado, y a la nave de su vida
le otorgue un puerto mejor tras la penosa travesía.
Y que, para expulsar los demonios
y arrojar al enemigo malo, lance exorcismos
desde su púlpito, hasta que la inteligencia se disipe
en el vaho y en las nubes del incienso.


(Fragmento de De lo incontable, de lo inmensurable
y lo irrepresentable
. G. Bruno).




El 8 de Febrero de 1600, tras su sentencia dijo:

Tal vez dictáis contra mí una sentencia con mayor temor del que yo tengo al recibirla”.



Y como si hubiera querido asistir a su propia ejecución escribe:

En un fuego tan hermoso, en un tan noble lazo, me hace arder la belleza y me ata la pobreza; de modo que sólo puedo gozar de la llama y la servidumbre, huir de la libertad y temer el hielo. Es una combustión de tal índole, que ardo sin quemarme.
Es un nudo de tal naturaleza, que el mundo lo alaba conmigo; ni el miedo me congela, ni el dolor me desata, tan tranquila es la combustión, tan dulce la atadura. Tan alta percibo la luz que me inflama, y de hilo tan rico está trenzado mi lazo, que el anhelo muere tan pronto como empiezo a pensar. Y ya que mi corazón lo ilumina una llama tan hermosa y una tan bella cinta ata mi querer, que esclava venga a ser mi sombra y que mis cenizas ardan
.”

(Fragmento de De los heroicos furores.
G. Bruno).




Bibliografía:
Giordano Bruno o El espejo del infinito.
Eugen Drewermann.


5 comentarios:

modes amestoy dijo...

como siempre, un placer degustar el conocimiento que nos trasmites y las bellas palabras de un personaje más o menos desconocido.
Gracias
Un abrazo

Anónimo dijo...

Excelente crónica Galatea, como siempre. Estás creando una verdadera joya con personajes geniales y de tanto peso, que fueron ignorados, maltratados e incluso eliminados. Y siempre esa incógnita que me queda al menos a mí: ¿Avanzamos gracias a ellos? ¿El conocimiento es producto de la destrucción y por ende va aflorando, así, a escondidas y brotando de a poco?

No sé... Besos.

Daniel Moscugat dijo...

La verdad, en una palabra, imperdonable. Imperdonable tanto el hecho de haber obviado a este genio como haber obviado por mi parte este post. No tenía conciencia de su existencia hasta que eché un vistazo por curiosidad para ver si habías puesto algo nuevo.
Miles de gracias por estos conocimientos tan amenos y "olvidados" para gran parte de los mortales.
Abrazos y besos moscugaéticos.
Mil perdones por no haberme percatado de tu post.

fractal dijo...

Clarividente, intuitivo, inteligente, tan poco temeroso de nada y de nadie, y siempre filosófico. Giordano Bruno aúna diversas manifestaciones que convergen en un mismo punto, justo allí donde el poder más le teme: el saber. El saber como fuente de conocimietno, como concepto holístico que aún hoy cuesta mil demonios -y algunos más- llegar a comprender.
"Es un fuego hermoso" decía, y todo por su concepto de Universo infinito, tan bello, tan divino, tan avanzado a su tiempo, tan perturbador desde la distancia de los siglos.

Galatea, ¿conoces el cuento de Monterroso "La oveja negra"? seguro que si... quizá no tenemos remedio, y al tiempo que quemamos, fusilamos y ninguneamos a los mejores mostramos nuestra más absoluta admiración. Y siempre desde el mismo fondo del ser humano.

En fin, magnífico post. Divulgar es una buena forma de hacer justicia.

Un abrazo

fiorella dijo...

Me encantò leer esto sobre Giordano Bruno.Gracias por compartirlo.UN beso