martes, 20 de marzo de 2007



ORIÓN






En tu cinturón escondes
el caballo que no montas,
adornando las noches
del cielo que galopas.

En tu cinturón,
una hebilla,
que no es estrella,
me deslumbra.




Como arma, una espada
con una joya en su funda;
y en la joya, un mundo,
en continua formación.

En una mano, un escudo,
en la otra, la espada
presta a dar muerte
a una constelación.




Rastreando tus perros,
ambos hemisferios,
persiguiendo tu presa,
dura prueba de amor.






Gigante adorado,
por los griegos conocido;
nombrado y venerado
todo lo puedes.
¿A todos vences?
Tienes un gran enemigo,
cada día que amanece.

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